miércoles, 26 de octubre de 2011

De ascetas y sindicalistas


Existe una idea generalizada que periódicamente se abate sobre cualquiera que se asome a los medios (como protagonista, se entiende) y manifieste cualquier idea de izquierda. O que no concuerde con el PP-PSOE, mismamente. Al poco de pronunciar cualesquiera que fuesen las palabras, una jauría de periodistas y, sobre todo, internautas, se lanzarán a buscar los más mínimos defectos en su persona para, si aparecen, despellejarlo sin piedad (tonto de mí, que creía que el Santo Oficio ya no existía). Es un proceso muy curioso, en cuyo transcurso liberales de toda la vida se transforman no ya en marxistas dogmáticos, sino en auténticos adalides del ascetismo. Todo esto se vio claramente cuando murió Marcelino Camacho, quien, como sabemos, fue hombre de hábitos sumamente espartanos, y a quien no pudieron hincarle el diente en ese sentido (así que lo pusieron a parir por comunista). Y parecido pasa con Anguita, aunque, gracias a Dios, sigue dando guerra.

El caso es que adquirir unos hábitos moderados (en lo económico) es algo bueno en sí, pero no es un fin en sí mismo. No sirve de nada vivir como un ermitaño si el sistema sigue su implacable marcha ahí afuera. Si el hecho de alejarse del consumo tiene un valor, ése es el de conservar cierta cordura y no perderse en el torbellino mercantil en el que estamos metidos; de paso, el dinero que no va a alguna empresa, puede servir para sostener a un compañero que ha tenido menos suerte. Obviamente, hay mejores y peores manera de emplear el dinero, pero hay ciertos aros por lo que todos hemos de pasar (que yo sepa, todos comemos y dormimos, como mínimo). No sirve largarnos a una especie de exilio interior y decirnos a nosotros mismos, complacidos, lo buenos que somos. Ahí afuera las fábricas siguen triturando materia prima y escupiendo mercancía. El mundo se ha hecho pequeño y complicado, tan complicado que comprar unas deportivas ha acabado por ser un problema moral, que no se arregla yendo descalzo, sino consiguiendo que la fabricación de deportivas deje de ser lo que actualmente es.

De ahí que el despelleje del cual hablaba antes no tiene sentido, salvo en casos flagrantes (corrupción y demás). El cuadro es curioso: periodistas que distan mucho de comportarse bien acusan a una persona de no comportarse a la perfección, sin que ésta haya presumido jamás de tal cosa. A pesar de todo, la autocrítica siempre viene bien, pero estaría justificado mandar a un par de "críticos" a tomar por saco.

Basta ya de críticas en base a una supuesta "incoherencia moral" por parte de quienes la tienen por oficio.

No se trata de ver quién se aleja más del mal, se trata de luchar contra él.

Abel-ino

El patriotismo

El concepto de patria ha sido un artículo de uso exclusivo de la derecha española durante mucho tiempo; de ahí que su concepción del asunto venga a ser la siguiente: la izquierda reniega de su país y lo traiciona, la derecha lo ama y lucha por él. (Huelga decir que este esquema es la norma en los medios de comunicación). Y aquí chirrían unas cuantas cosas. Para empezar, yo no veo mucho amor al país en el hecho de sacrificarlo a los mercados, tampoco en machacar a sus obreros, antes, y a sus clases medias, ahora, junto con todo aquello que suene a público. Nuestra derecha parece complacerse en que esto sea otro campo de juegos más para el capital rampante. Que alguien nos explique qué clase de patriota quiere a su país conminado a humillarse cada vez más para obtener unas migajas con las que sobrevivir, y las cuales hay que agradecer constantemente, además.

También, bastante manido, está el argumento de que la izquierda no tiene ni idea de la historia de España. En otras palabras, que los rojos leen más bien poco. Ese argumento pueden metérselo por donde les quepa. No hace falta recordar quién se preocupó por hacer escuelas y por meter buenos maestros en esas escuelas. Tampoco es necesario recordar quién se dedicó a darles enérgico matarile a dichos maestros. Conocemos (me permito incluirme humildemente en la izquierda) bien la Historia de este país, pero nos perdonarán (o no, tanto da) si no consideramos una gesta gloriosa el pifostio que preparamos en América, o si creemos que la II República podría haber dado mucho de sí, si la hubiesen dejado.

Y por otra parte, si hablamos de la Guerra Civil, surgen las acusaciones de dejar desamparado al país. ¿Desamparado? Ésa sí que es buena. Hemos de creer, entonces, que Ramón J. Sender, Alberti, Azaña, Machado y los demás huyeron del país por gusto, porque les apetecía, y no porque veían la muerte bastante cerca. Y los miles de hombres que cayeron defendiendo la República salieron de no se sabe dónde, dado que todo el mundo estaba huyendo, ¿no es así?
Y meter material soviético era un pecado capital, pero no lo era dejar paso a alemanes e italianos (de lo mejorcito de Europa por aquel entonces), ¿verdad?

Quizá convenga revisar el concepto de patriotismo, y quizá convenga admitir que la derecha ha disfrutado de él durante demasiado tiempo.

Abel-ino

lunes, 24 de octubre de 2011

La victoria de los mercenarios


Por fin tomaron Libia. Los famosos "rebeldes" libios se han hecho con el poder en el país africano mientras en Europa se festeja en todas las televisiones la caída del gran dictador Gaddafi. Y todo para al final colocar a 4 integristas del Islam, que van a imponer la religión como norma fundamental del Estado.
Hay que joderse.

No se ha hablado de la cantidad de asesinatos por parte de la OTAN ni de los rebeldes cometidos contra la población partidaria de Gaddafi, que cogieron las armas a petición del Gobierno para defender el país de los mercenarios. Al final han triunfado los que más bombas tenían.
Se acabó ese estado de bienestar que durante tantos años este país había logrado gracias al petróleo, pues ahora éste va a ser saqueado por el Imperio.
En definitiva, la estrategia de Occidente ha sido quitarse de en medio a Gaddafi por cuestiones puramente relacionadas con los recursos petrolíferos, y para ello se han inventado unas revueltas provocadas por mercenarios.
A la reacción del Gobierno libio le plantó cara la OTAN, alegando violaciones de derechos humanos y demás patrañas.
Se lleva a cabo una reprochable injerencia imperialista en Libia, aberrante desde el punto de vista del Derecho Internacional, y se asesina a su jefe de Estado, ni más ni menos.
Y lo más increíble de todo: se coloca en el poder a una banda de terroristas islamistas, esos que tan enemigos de occidente son cuando vienen de Irak o Palestina, con el clarísimo fin de perpetuar una cruzada contra ellos.
¿Y el fin último? Una guerra larga, como la de Irak, para sostener la industria armamentística, financiada con los fondos de los pozos petrolíferos de Libia, que jamás volverán a redundar en el bienestar del pueblo.

Descanse en paz, Muammar.

lunes, 17 de octubre de 2011

¿Final de ETA? Conferencia de Paz

Días de alta expectación en Euskadi por el posible alto el fuego definitivo de la banda. Son muchos los que esperan este final: casi la totalidad de la sociedad vasca y el resto de la sociedad española (y parte de la sociedad francesa que de alguna manera se ha visto también salpicada).
Eso sí, parece haber un sector que bien por venganza, o bien por intereses ocultos, no quiere que ETA llegue a su fin.
Hablamos de la derecha que ve en ETA no una banda que se ha cobrado vidas de inocentes, sino una mina de votos, una excusa que supone una amenaza para su amada España en constante peligro. Y esta amenaza ha de pervivir para que perviva su discurso político y su quehacer diario basado en el odio, el machacar continuamente con argumentos muchas veces con poco peso, con mucho cinismo y, sobre todo, sin escrúpulos a la hora de decir que son el resto los que están favoreciendo a ETA.

Gentuza como Pons han demostrado querer seguir estando divididos en la lucha por un futuro sin más muertos, porque los que ya lo están no van a volver, aunque algunos los mantienen vivos haciéndoles héroes de guerra, cuando en condiciones normales deberían estar entre nosotros. Un ejemplo de ello es Miguel Ángel Blanco, un pobre hombre que fue la cabeza de turco perfecta para alimentar el odio por parte de los que dispararon, pero también por parte de los que le tiraron a los pies de los caballos: el Gobierno de Aznar.
De no haber sido este concejal de Ermua eso, un mero concejal de un pequeño pueblo, sino un preboste del partido, jamás hubiera muerto y las negociaciones de acercamientos de presos, que para más inri tuvieron lugar después de la muerte de éste durante la tregua de finales de los 90, se hubieran llevado a cabo de inmediato.

Algunos siguen demostrando querer más una madre patria a costa de unas vidas, que poner fin a las muertes y a la violencia a cambio de perder votos.
Y eso es lo que va a pasar cuando ETA no exista, que va a haber dos partidos sin discurso para ganarse al pueblo en esta Comunidad Autónoma, y ahí comprobaremos que el que ganará será el pueblo, y no los terroristas, ni los que los alimentaron para su propio beneficio.

Salud.

martes, 16 de agosto de 2011

Pensamiento crítico.

En los tiempos que corren, estamos viendo cada vez más contrastadamente cómo la realidad que nos reflejan los medios, en el 90% de las veces, sino más, es una verdad a medias, o peor aun, una mentira hecha verdad.
Vivimos en un mundo totalmente orwelliano, eso sí, con un abanico de posibilidades muy amplio para que los "informados" elijamos lo que queremos oir. Es decir, somos consumidores de información, independientemente de que ésta sea veraz y rigurosa.
Como ejemplo bien claro, se me viene a la cabeza el "Caso Gürtel", arma arrojadiza del sector PSOE (digo PSOE y no socialistas), y el "Caso Faisán", el arma de los populares.

Es por ello que cada vez que veo la tele, o leo un periódico, sea cual sea su nombre, cojo la información con pinzas. Sobre todo en el ámbito de la actualidad internacional, ya que la actualidad nacional es más difícil de filtrar y hay ocasiones en que resulta escandaloso que un medio no se haga eco de determinado acontecimiento.

No podemos confiar en aquéllos medios de comunicación promovidos por esas grandes multinacionales, esos oligopolios de información que a su vez tienen múltiples intereses en innumerables empresas de toda índole. Porque la objetividad es cero.

Se habla mucho de la manipulación de los medios en las "dictaduras". Se nos ha inculcado en Occidente que todas las dictaduras utilizan los medios como propaganda de su régimen y pretenden así someter a la población.
Y digo yo: y en Europa y América, por mucho sistema democrático que tengamos, ¿no sirven estos medios también para lo mismo?
Cada vez que veo una noticia sobre lo malísimos que son Cuba, Venezuela, Bolivia, China, Libia o Corea del Norte, me pregunto qué información nos está llegando de estos sitios.
Voy a poner un ejemplo que os sonará: 15 segundos de imágenes de Cuba van a constar de Castro pronunciando una frase, seguramente sacada de contexto, y del casco de la ciudad de La Habana en estado ruinoso. Si es una imagen de Venezuela, veremos a Chávez descalificando a los americanos, pero nunca nos dirán por qué lo hace.
Si vemos una imagen de Bolivia, inmediatamente veremos a la población indígena pasándolo mal. ¿De China? Un camión llevándose a presos políticos a campos de concentración. De Libia veremos al extravagante Gaddafi, malo malísimo tirano, y a la población liberadora (mercenarios de la OTAN). Y de Corea del Norte pues lo previsible, a Kim Jong Ill pronunciando un discurso, a una formación militar desfilando y a sus partidarios como ovejas.

¿Qué podemos decir del "bando bueno", es decir, el nuestro? Nada, nosotros hemos conseguido matar a Bin Laden, pasándonos el Derecho Internacional Penal por el forro, y sin pruebas de haber acabado con él, hemos recortado derechos a las personas para engordar a la banca, financiamos macroeventos para visitas de líderes religiosos (y luego hablamos del Islam), hemos sofocado revueltas a hostias de policía (donde en unos países son liberadores del pueblo, aquí son antisistemas y vándalos), y un etcétera que tristemente sigue aconteciendo.

NOS HAN HECHO CREER QUE EL ENEMIGO ESTÁ FUERA.
NO OS CREÁIS NADA QUE NO VEÁIS CON VUESTROS PROPIOS OJOS.

Salud y República.

viernes, 24 de junio de 2011

Memos políticamente incorrectos

Una de las consecuencias de empeñarse en que la realidad es una peli de Disney (como solía hacer nuestro presidente antes de recibir ciertas llamadas telefónicas) es que luego esa misma realidad lo coge a uno desprevenido y lo descalabra a base de bien. No me ocuparé de eso ahora. La otra calamidad que se deriva de aquello es que se otorga un valor desmesurado a quién va de políticamente incorrecto, cuando en el 90% de los casos se trata de simple grosería que, por si fuera poco, encima es inofensiva, pura pose.

Ahí tenemos, entre otros, a Salvador Sostres, que firmó un par de artículos poniendo a parir a Labordeta y a Marcelino Camacho (eso sí, post-mortem, cuando ya no pueden responder) y, ya que estaba, dijo que en España hacían falta más casinos y campos de golf. Supongo que después se fumaría un puro, que también queda muy políticamente incorrecto. Por su parte, la cuadrilla de Intereconomía también se desvive por el tema, muy amigos ellos de soltar espuma por la boca con asuntos como el de los 110km/h (auténtico ataque a la esencia hispánica, no cabe duda).

Y sin embargo, cosechan aplausos. Igual es que a esta sociedad le gusta la coprolalia cosa mala. Buena parte de nuestra TV avala esa hipótesis. No se dan cuenta de que una gilipollez, por mucha verborrea que la acompañe, sigue siendo una gilipollez.

¿Llegó la hora?

Ha pasado algo más de un mes desde el 15 de mayo, pero esos cuarenta y pocos días han sido largos, sin duda. Hemos visto las informaciones más diversas fluir desde todos los puntos posibles, hemos visto las asambleas, las manifestaciones, las hostias de los mossos, la resistencia frente a los desahucios, la Puerta del Sol hasta arriba de gente...ha sido intenso, desde luego. Surge ahora la cuestión de si ha llegado la hora, si ésta es la buena. No hablo de cambiar el mundo (aunque es inevitable pensarlo), me refiero más bien a cambiar este patio de recreo de Europa que denominamos España. Algunos hablan de la Spanish Revolution, otros han condenado el movimiento casi desde el primer día, pero la pregunta sigue en el aire: ¿llegó la hora?


En mi humilde opinión, nadie puede saber si ha llegado o no la hora del cambio. Tampoco la magnitud del mismo. Y ahí está la razón de que cada oportunidad deba aprovecharse bien: cada ocasión puede ser LA ocasión, o ser un paso más en la dirección correcta. Un vistazo a la Historia basta para cerciorarse de que existen antecedentes: mil revoluciones yacen hoy muertas y enterradas, pero sería un error calificarlas de inútiles. Es más, sería un insulto contra quienes han intentado frenar la brutal marcha de la rueda en la que estamos metidos, pues en las contadas ocasiones en las que el fracaso no fue contundente, se consiguió un poco más de dignidad para el hombre. Este mundo no es lugar para utopías, pero, desde luego, podría ser un lugar mejor.


Y he aquí que, en esta misma España, no son pocos los que escupen cada día sobre el movimiento 15M, calificándolo, por ejemplo, de "enemigo de la democracia "(aquí la ironía es sencillamente repugnante). Habría que preguntarles qué entienden entonces por democracia y por qué se obstinan en aplastar cualquier ilusión que brota en esta tierra. Por qué guardan un respeto reverencial a quien tiene millones y encima los usa para jodernos. Por qué siguen empeñados en ahondar abismos entre personas en vez de reducirlos. Por qué siguen obstinados en disipar cualquier esperanza en cuanto surge. Y, ya de paso, por qué están tan encantados de haberse conocido, los muy capullos. Los nombres son de sobra conocidos. No dejéis, no dejemos que nos acogoten todavía más, y que su burla contra quienes nos precedieron no nos nuble el juicio. Como dijo Reverte: "aunque a Zapata lo hayan matado siete mil veces en todas partes, nadie tiene derecho a publicar el secreto".


La tarea es inmensa; los enemigos, gigantes; nuestras debilidades, eternas. Adelante, pues.