lunes, 31 de enero de 2011

Lenin no está de moda, Jesús tampoco.


Lenin no está de moda. Está obsoleto. Eso nos dicen. Y no es el único: Kropotkin, Althusser, Rosa Luxemburgo, Bakunin, Trotsky...la lista de bajas es larga. Atrás quedó el tiempo en que se confrontaban sus ideas con las ideas vigentes, ahora simplemente no interesan. Marx era simplemente un barbudo que leía mucho, poco más. Eso nos dicen. Y recae sobre nosotros el siguiente cometido.

No deben caer en el olvido, o deben salir de él, según el caso. No importa que no veamos cambio en años, cosa probable. Todo ese pensamiento debe perdurar, es el testimonio de que las cosas se pueden hacer de otra manera. No es ninguna utopía, es el camino hacia ella. El hecho de que este camino posiblemente no tenga final no debería importarnos lo mas mínimo. Seamos realistas: nadie debe sentirse obligado a leerse todo ese corpus teórico, que no es precisamente divertido. Sin embargo, sí es conveniente conocer algo de él. Los conceptos básicos, los motivos, las ideas y las acciones. Dejar caer esto en el olvido es renunciar a una llave para el cambio, es decirle a más de un malnacido que la victoria es suya de manera absoluta.





Jesús tampoco está de moda, nos dicen. Tampoco es el único: Chesterton, Lewis, Newman, los teólogos de la liberación y tantos otros no gozan ahora de mucho predicamento. Tampoco se los tiene en cuenta. Una actitud muy extendida es decirles: "Usted a rezar, y déjenos tranquilos".

Tampoco deben caer en el olvido. En lo que respecta al cambio, pocas cosas existen tan potentes como el cristianismo. Pocos se han opuesto con tanta vehemencia al poder del dinero, a la mentira, a la avaricia. Nadie más ha pedido que se ame al enemigo. Olvidémonos del preservativo, la jerarquía y demás asuntillos secundarios. Hablo de lo que ocurre en la mente (y en el alma) de cada cual. De considerar a otra persona como el prójimo, o no hacerlo; de mantener la esperanza aun cuando ya no hay motivos para ello; de asumir que el ciudadano es, ante todo, un ser humano. El cristianismo tampoco debe perderse. No me refiero a su presencia en centros públicos o su situación respecto al Estado. Me refiero a su existencia, sea cual sea la circunstancia. Renunciar a ello es apagar una luz que puede guiar incluso en el momento más difícil.


Ni Lenin ni Jesús ni nadie de entre los que he nombrado aquí deberían ser olvidados. Tal vez a estos autores se los lea en cuartos mal iluminados durante días de lluvia, y quien lo haga sienta que la suya es una causa perdida. Quizá sí, quizá no. Pero no deben perderse, pues unos y otros pueden poner patas arriba todo cuanto conocemos. Teniendo en cuenta el tiempo que llevamos soportando el "esto es lo que hay", ¿no es esa una razón más que suficiente para conservarlos?
Abel-ino
(Ya que es mi primer post, aprovecho para expresar mi agradecimiento a Jiménez y a Navarro
por dejarme escribir aquí).

1 comentario:

Jiménez dijo...

Bueno, por partes.
Es cierto que no están de moda todos los personajes de corte socialista que indicas. Pero esto es falso.

Las modas las impone alguien, responden a intereses.
El socialismo no es una moda, es una necesidad.
Desde el bando capitalista en el que nos encontramos, conviene tachar de desfasados a Marx y demás pensadores de izquierdas, cuando lo realmente anticuado no es una corriente de hace 200 años, sino una corriente que esclaviza a la humanidad desde que un individuo decidió poner un cerco a sus tierras.

¿Jesucristo? No seré yo quien defienda el Cristianismo. Todas las religiones son la misma, y no cabe duda de que tienen un valor cultural, eso sí, de doble filo.
Y no digo que Jesucristo no sea un ejemplo, sino que es simplemente un personaje literario que se ha venido utilizando al antojo de los que mandan para manejar a las masas. Quizá por eso perduren todas las religiones: cultura, más por imposición y miedo, que por voluntad de los pueblos.

Un saludo.